—No quiero ser mujer otra vez— afirmó Casandra, la ex-prostituta, cuando le preguntaron qué papel deseaba representar en su vuelta a la película de la vida.
—Entonces qué...
—Lo que sea. Ni siquiera es necesaria la humanidad, que me asquea.
—¿Una representación bidimensional está bien? No sentirías, no harías...
—Lo que sea.
Y el departamento de utilería la transfirió a la existencia de una pequeña impresión en un libro de sexualidad donde, en el capítulo de enfermedades venéreas, desempeñaba el rol del siguiente símbolo: ♀
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